Gora Copos de Avena
¡¡Que gran descubrimiento!!, ¡¡que gran salto de felicidad cervecera!!, LOS COPOS DE AVENA MOLAN, Y MUCHO. Durante años habíamos vivido en el oscuro mundo de la creencia de que los copos de avena eran un desayuno saludable, un añadido hippy a las ensaladas o un ingrediente más de nuestro pan, peroooo… ¡¡QUE BIEN LE HAN SENTADO A NUESTRA PALE ALE!!.
Llevábamos tiempo con ganas de probarlos (fuera del tazón de leche) y ya que por fin (después de 4 intentos) teníamos una receta de American Pale Ale que nos convencía, decidimos repetirla pero con el añadido de los copos de avena para poder comparar los efectos.
Seguramente también habrán influido las pequeñas variaciones de temperaturas y tiempos que haya habido entre las dos elaboraciones, pero nos hemos llevado una grata sorpresa. En el color no hemos notado diferencia, pero la textura del cuerpo es más suave y ligeramente más espesa y en el sabor se nota algo más de grano. ¡¡Que suavidad, que porte tiene ahora, que sexy es nuestra birra!!!, por no hablar de la espuma, cremosa, duradera, de burbuja pequeñita… Nos hemos enamorado de los copos de avena.
En teoría se pueden utilizar directamente dentro del macerado principal como una parte más de cereal sin que supere el 10% del total de peso del grano, pero habíamos encontrado algo de información que hacía el proceso más entretenido y nos apetecía probar.
La receta de la Pale Ale que íbamos a repetir lleva 3 kg de maltas, por lo que cogimos 300 grs de Avena (10% del total) y lo mezclamos en una olla con 200 grs de la malta base que íbamos a utilizar (en éste caso Malta Pale).
Como ya teníamos nuestra deliciosa agua del depósito de Mendillorri sin cloro (llevaba 24 horas reposando en el fermentador) sacamos 2,5 litros para hacer nuestro guiso (recomiendan utilizar 5 veces el peso de la mezcla, 300 de avena + 200 de malta pale = 500 x 5 = 2,5 litros de agua) y lo dejamos reposar unas horas (en éste caso fueron 4).
Llegó la hora de empezar a cocinar y sacamos la calculadora temporal, me explico. Nuestro guiso de avena y malta pale tenía que subir lentamente a 73º y después permanecer a esa temperatura durante 15 minutos y después había que llevarlo a ebullición durante otros 20 minutos antes de añadirlo al macerado principal, así que pensamos… ¡¡Eh!!, cuando echemos el guiso al macerado la temperatura va a subir bastante, ¿cómo lo hacemos?, y recurrimos a nuestro gurú cervecero espiritual: Steve Huxley en su biblia cervecera “La cerveza… Poesía Líquida” nos daba la respuesta (nunca nos falla, In Steve We Trust). Empezó a sonar Enya, la luz de la cocina se hizo más intensa y una voz cavernosa acompañada de un coro de angelillos eunucos nos susurró al oído.
“Tenéis que hacer coincidir el final de la ebullición de vuestro guiso de avena con el final del descanso proteico de nuestro macerado principal”.
Toma ya, zasca, en toda la boca, era como estar otra vez en clase de química de 3º de la ESO, no tengo ni idea de qué me están hablando. Peeeero, al contrario que la Química de 3º de la ESO la Química cervecera nos resulta apasionante, así que nos pusimos a estudiar.
“El descanso proteico consiste en mantener la temperatura del macerado a 50º durante 30 minutos antes de subir a 65º”.
Muy bien, vale, pues allá que vamos. Pero antes de nada, estábamos sin música y acabábamos de escuchar Enya, mal rollo, American Pale Ale… Avena… ¿que le pega a eso?, Allman Brothers tocando en alguna feria de ganado de Wisconsin: Live At Fillmore East era perfecto.
Pusimos el macerado principal y el guiso a calentar en dos fuegos diferentes mientras empezaba “Statesboro Blues” y a los 10 min ya teníamos el macerado principal a 50º y nuestro guiso a 73º. Tocaba esperar 15 min, así que abrimos un par de Mugalaris de Bidassoa B.B. (American Pale Ale para entrar en ambiente y soñar con poder hacer algo remotamente parecido) y disfrutamos de “Stormy Monday” y “You Don´t Love Me” mientras controlábamos que las temperaturas no se nos fueran de madre. Hacia el final de “You Don´t Love Me” se cumplieron los 15 minutos de descanso a 73º de nuestro guiso, así que subimos la temperatura hasta la ebullición. El aspecto del guiso era espectacular, tono blanquecino como de leche de avena y textura espesa con aspecto de gelatina, muy buena pinta. Hirvió durante 15 minutos, lo añadimos al macerado principal y… CHANAAAAAAAN, Tamariz apareció haciendo el gesto del violín imaginario mientras la temperatura subía de golpe a los 65º, clavados, toma ya.
La siguiente duda era cuanto tiempo más tenía que continuar el macerado (llevaba media hora a 50º). La respuesta volvió de la mano de Steve “El Puto Amo” Huxley: 1 hora más y listo.
Cocimos el mosto, añadimos Cascade y Columbus, fermentamos, acondicionamos y éstos días hemos comprobado que merece la pena, el proceso es divertido y los resultados se notan.
¡¡¡SALUD!!!
P.D. Coincidencias de la vida. La semana pasada conocíamos la noticia de la muerte de Steve Huxley el mismo día que teníamos pensado publicar ésta entrada. Tuvimos la suerte de conocerle y poder compartir unas horas cerveceras en Barcelona hace unos años. Sirva éste artículo como pequeño homenaje a uno de los inspiradores de nuestra pasión por la cerveza de calidad. Cheers!!
Pingback:Receta de Imperial / Doble IPA | Beer Kupela
13 septiembre, 2016 at 11:04 amDavid
2 mayo, 2018 at 3:00 pmGuau!!, lo probé con un APA y me encantó el resultado, simplemente maravilloso. Ahora voy a hacer una dunkel weizen , ¿se puede hacer lo mismo para este estilo pero con copos de trigo?, ¿o al llevar ya malta de trigo no haría falta?
Gracias majos
Beer Kupela
24 mayo, 2018 at 3:25 pm¡Buenas David! Qué bien que te haya gustado el resultado!! Para hacer una Dunkel Weizen puedes hacer lo mismo y si no quieres hacer la maceración previa puedes añadirlos directamente en la maceración del grano… ¡que salga muy bien y a seguir experimentando!
Gracias por tu comentario, ¡siempre nos ayudan a aprender un poco más! Salud!!