Cata de “De dochter van de Korenaar”. Siglo XXI belga
l Sábado pasado pudimos disfrutar en la sala de de catas de Beer Kupela de los caldos de una joven cervecera belga a la que le podemos augurar un largo recorrido.
Si a finales de Enero viajamos a la tradición belga de las cervezas trapenses de la mano de Angel Etayo (Cervebel), en ésta ocasión el viaje temporal fue mucho más corto, ya que nos bebimos la modernidad cervecera belga. El encargado de guiarnos por las 6 variedades a las que quitamos las chapas volvió a ser Angel, quién nos explicó la breve historia de la cervecera y las peculiaridades de sus cervezas.
“Prefiero el zumo de la hija de la espiga que la sangre del racimo”. Ésta frase pronunciada por Carlos V en la que muestra su preferencia por la cerveza frente al vino sirvió de inspiración a los fundadores de “De dochter van de Korenaar” (la hija de la espiga en flamenco) para poner nombre a un proyecto cervecero que lleva en marcha desde 2007.
Varios premios internacionales nos hacían tener muchas ganas de usar los abrechapas, así que sin dar mucho margen a los que llegaban justos de tiempo empezamos la cata.
La primera en salir de la nevera fue la Bravoure, una cerveza ambarina de 6´5% de alcohol en cuyos aromas podíamos notar lo que se nos venía encima: un ahumado equilibrado muy agradable que acompañaba al suave amargor compensado con un dulzor de maltas con toques a caramelo. Durante la semana habíamos tenido dudas de si tomarla la primera o la segunda, y quizá hubiera encajado mejor como segunda, pero cuando empiezas una cata con una cerveza de el nivel de la Bravoure la cosa promete. La acompañamos con un pintxo de salmón ahumado con queso crema que encajaba fácilmente con el ahumado de la copa.
La segunda fue la Noblesse, una cerveza al estilo Blonde belga de 5´5% de alcohol que aunque habría ido muy bien como primera resultó muy refrescante como segunda. Ligeramente más amarga que la Bravoure, la Noblesse es de trago fácil gracias a los toques cítricos que podemos encontrar y a un fino regusto picante que desaparece rápido y resulta agradable. Para elaborarla utilizan los lúpulos Saaz, Magnum y Pacific Gem. Cerveza Blonde belga en las copas y tortilla de patata en los platos, qué fácil es pasar la tarde así, jeje…
La tercera que probamos fue la versión Xtra-Ordinaire de la Noblesse, elaborada con 7 lúpulos distintos: 4 durante la cocción (Styrian Goldings, Magnum, Pilgrim y Aurora) y 3 (Saphir, Perle y Centennial) durante el Dry Hopping (adición de lúpulo tras la cocción-fermentación para potenciar los aromas). Seguimos subiendo en la escala de amargor poco a poco y en ésta encontramos notas florales y una suave astringencia que se hacía notar conforme se iba templando en la copa (aunque tampoco le dimos mucho tiempo. Tras un pequeño debate sobre las virtudes del Dry Hopping y el descubrimiento de que hay un brewpub en Bélgica en el que hacen Dry Hopping instantáneo pasando la cerveza por un filtro de lúpulo entre el barril y el grifo de cerveza dimos cuenta de un pimiento relleno para hacer poso en el estómago y pasamos a la siguiente.
La Charbon llevaba media hora fuera de la nevera cogiendo temperatura para poder exprimirla y al echarla en la copa ésta Stout con Vainilla fresca desplegó aromas típicos de las Stout: café, chocolate, malta ahumada y pan tostado. La vainilla está claramente presente y la ligera proporción de trigo utilizado para elaborarla le da un frescor especial. Elaborada como el whisky pasando por un filtro de turba, la Charbon es una cerveza negra de 7% de alcohol que casi no se nota con una espuma preciosa. Como suele ser habitual en cervezas de éste estilo gana templada, la primera vez que la bebimos (antes de la cata, no nos pudimos aguantar) cometimos el error de no frenar nuestras ganas y la abrimos fría, perdiendo gran parte de los matices. Nada que no se pueda arreglar dejándola un rato en la copa, pero hay que tenerlo en cuenta. Ya que queríamos poner algo con chocolate para acompañar a la Charbon pero todavía nos quedaban dos mas y nos parecía pronto para el postre el pintxo elegido fue estofado de ternera con chocolate.
La Embrasse llegó dispuesta a subir el nivel de alcohol hasta el 9%, un punto por cada malta utilizada para elaborarla. De color oscuro y bonita espuma de burbujas finas mantiene los aromas a chocolate de su hermana anterior pero resulta más dulce y más amarga. Es una cerveza fuerte con toques especiados que nos avisaba de que estábamos acercándonos al techo de potencia de sabor de la tarde. La acompañamos con un ajoarriero que contrarrestaba con el punto salado el dulzor de la cerveza. La charla se iba animando mientras se acercaba la última de la tarde que ya llevaba un rato cogiendo temperatura fuera de la nevera.
La Extase es una doble IPA fuerte pero equilibrada. 14 lúpulos distintos son los responsables de sus 110 IBUs (escala de amargor). Dulzona y amarga pero equilibrada, deja un fuerte sabor en la boca que acompañamos con guacamole picante. Alguno encontró matices a miel, otros a cítricos y presentaba un toque picante sorprendente. Una gran cerveza de 8´5% de alcohol ideal para disfrutar poco a poco mientras vemos como van asomando los matices con el aumento de temperatura.
Gran aterrizaje de “De Dochter van de Korenaar”. ¡¡Gran tarde con la hija de la espiga!!
¡¡¡Salud!!!
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